En esta tierra histórica de meigas y trasgos, los mitos y leyendas de Las Rías Baixas han generado en la sociedad creencias, miedos, misterios y sentimientos… desde tiempos inmemorables hasta hoy. Si vas a realizar una ruta por las Rías Baixas debes tener en cuenta estas historias memorables.
LAS MÁS DESTACADAS LEYENDAS DE LAS RÍAS BAIXAS
SANTA COMPAÑA
En la mitología popular de Galicia, hay leyendas de las Rías Baixas y relatos que hablan de la Santa Compaña, es una procesión de fantasmas o muertos que a partir de las 12 de la madrugada recorren los caminos solitarios y los cementerios presagiando la muerte.
La leyenda de la Santa Compaña arranca en el año 1800 y está vinculado a la Galicia rural donde las historias de brujas, muertos y demonios están muy presentes.
La aparición de la Santa Compaña está asociada a un presagio de muerte bien para reclamar el alma de alguien que va a morir o para anunciar la muerte de algún conocido. Aunque también aparecen para reprochar a los vivos sus errores.
La Santa Compaña se muestra encabezada por una persona viva, un mortal que en sus manos lleva desde una cruz, pasando por un caldero con agua según algunos testigos. Junto a éste, le siguen varios encapuchados en una perfecta fila que queda acompañada por cánticos y rezos. Portando una vela, así como una pequeña campanilla, la Santa Compaña empezará la marcha en plena noche, levantando a su paso una densa niebla y viento.
Hay muchas versiones sobre esta extraña comparsa o presencia, contrastada por miles de testimonios ampliamente documentados a lo largo y ancho de Galicia.
PROCESIÓN DAS XÁS
Tan solo los vedoiros, personas con la facultad de ver a los muertos y más sensibles a los fenómenos sobrenaturales, son capaces de vislumbrar a los componentes de la Procesión das Xás.
Otra de las leyendas de las Rías Baixas en Galicia similar a la anterior es la de la «Procesión das Xás» pero marchan formando dos hileras y portan un ataúd. Cuanto más cerca del ataúd viajan sus integrantes, más cerca estará la hora de su muerte. Los que llegan más lejos, tardarán entre tres o cuatro años en morir. La persona que se encuentra con dicha procesión por ahí no puede sentirla solo se puede ver.
El encuentro suele suceder en los cruces de los caminos, donde suele ser habitual que se detengan con los difuntos, para que los curas puedan echar los responsos.
Pocas son las personas que ven la procesión das Xás, ya que para ello es necesario poseer una de estas condiciones: que el padrino de quien la ve rezase mal el credo cuando fue bautizado, o que el cura cambiase los santos óleos confundiendo los de la extrema unción con los del bautismo. Tal error se puede remediar bautizándose de nuevo.
Si el que ve esta procesión es amigo de uno de los participantes, lo único que pasará es que se lo llevarán a otra parte; este se despertara aturdido sin recordar apenas nada, pero sin ningún daño físico.
Por el contrario, si el que va en la procesión es enemigo, esta le dará una buena paliza. y lo arrastrara entre las zarzas. despertándose así, magullado y dolorido.
EL BAÑO DE LAS 9 OLAS
Si lo que quieres es quitarte el mal de ojo, al amanecer toca barrer la ermita y no de cualquier manera, el recorrido ha de hacerse por detrás del retablo y por delante del altar, haciendo un circuito completo alrededor de la bóveda que ha de repetirse tres veces.
La playa de A Lanzada fue, durante mucho tiempo, la referencia gallega para que las mujeres estériles lograsen quedarse embarazadas.
En la Ermita de Nuestra Señora de la Lanzada, existe una leyenda que va asociada no sólo a la ermita sino en general a la playa de A Lanzada que se relaciona con los ritos de fecundidad, una playa profundamente vinculada al misticismo que se atribuye a los gallegos.
Cuenta la tradición que tomar un baño de nueve olas durante una noche de luna llena constituye el fin de la infertilidad.
Dos noches son las que según la tradición se puede hacer el ritual, una es la noche de San Juan y otra el último sábado de Agosto.
Las mujeres que deseaban tener un hijo y no lo lograban, fuese por la razón que fuese, se introducían en el agua y dejaban que sus olas pasasen nueve veces por encima de su vientre.
Esta, una de las más importantes leyendas de las Rías Baixas, dice que “el poder benéfico de las ondas del mar provocaría que el deseo de las demandantes se cumpliese” y tuviesen ese hijo por el que se habían sometido al poder del Atlántico.
En la actualidad, en el último fin de semana de agosto se celebra la romería de la Virgen de A Lanzada
LOS TESOROS DE DRAKE EN LAS ISLAS CÍES
Otra de las leyendas de las Rías Baixas nos habla de romanos, de monjes y de piratas de todos los confines del mundo. Pero el protagonista de su leyenda principal es Francis Drake, aquel despiadado británico que la Reina convirtió en sir y los ingleses veneraron como gran marino.
Cuentan viejos cuentos que el lago de la Playa de Rodas esconde los tesoros de Drake en una de las casas de una aldea sepultada por la arena, que hoy cubre la marea cuando es alta.
EL MILAGRO DE BOUZAS
Según una tradición medieval, cuando los apóstoles fueron enviados a evangelizar, Santiago eligió como destino la Hispania, empezando su camino en la Gallaecia.
Una de las leyendas de las Rías Baixas, la del Apóstol Santiago, indica que este hizo algunos discípulos. Siete de ellos, que fueron ordenados obispos por San Pedro, continuaron la tarea evangelizadora una vez que Santiago regresó a Jerusalén para encontrarse con María, madre de Jesús de Nazaret.
De acuerdo a la tradición cristiana, un 2 de enero, la Virgen María se apareció a Santiago en Zaragoza, dejando como testimonio de su visita una columna de jaspe, hoy día conocida como “el Pilar”. Santiago muere fuera de Jerusalén y dos de sus discípulos trasladan sus restos de nuevo a la Gallaecia.
En el momento en que el cuerpo del Apóstol Santiago llegaba a las costas gallegas en barca, casualmente, se celebraba en Bouzas una boda entre dos jóvenes.
En dicho enlace, unos hombres a caballo practicaban un juego, típico en este tipo de celebraciones, que consistía en arrojar sus lanzas al aire y galopar para recogerla antes de que tocase el suelo.
El caballo del novio, que también participaba, avanzó hacia el mar y se sumergió mientras perseguía la lanza. Los presentes advirtieron cómo desaparecía bajo el mar y se dirigía hacia la embarcación en la que viajaban los restos del Apóstol Santiago.
Milagrosamente, el novio y su caballo salieron del agua a la superficie cubiertos de conchas de vieira. Desde entonces, todo peregrino camino de Compostela lleva en su sombrero y en la capa una concha de vieira en honor al milagro de Bouzas.